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En la era de la (des)información

agosto 31, 2010

El porcentaje de estadounidenses que creen que su presidente, Barak Obama, es musulmán ha crecido en un año casi diez puntos hasta rozar el 20% de la población. Es decir, a pesar de que los medios han mostrado a Obama en múltiples actos religiosos y han difundido su verdadera creencia religiosa con profusión, cada vez más americanos lo ven musulmán. El dato tiene múltiples lecturas: desde la identificación tradicional de los musulmanes con lo extranjero y con una buena parte de los afroamericanos -Obama les resulta demasiado exótico por apariencia y biografía- hasta las respuestas intencionadas de la oposición en las encuestas para bajar la popularidad del presidente. El caso es que por mucho que Obama proclame que es cristiano, un creciente número de americanos, contra toda lógica, no lo ven así.

Resulta preocupante que todas estas personas hayan conseguido desinformarse hasta tal punto, y más teniendo en cuenta que supuestamente vivimos en la era de la información que llega hasta el último rincón del planeta, al menos del americano. ¿Qué le pasa a esa información por el camino para que llegue al lector tan tergiversada? Los analistas americanos aducen que el problema se encuentra en la agonía de los medios de comunicación tradicionales, sobre todo los periódicos, a los que rodea un aura de hastío y desprestigio. Real o no, así se ven en la América profunda diarios como el New York Times, el Washington Post o incluso USA Today. Todos sufren pérdidas, todos están reestructurando lastimosamente sus plantillas.

Mientras tanto, miles de blogs siguen brotando por doquier en Internet, y algunos de ellos, tal vez no pocos, no albergan intenciones informativas o formadoras, sino maniqueas y manipuladoras, son puro «agitprop». Y es de temer que sea esto lo que lean y vean ese 20% de estadounidenses que creen que Obama es musulmán. Eso y la Fox, claro.

Tal es así que los politólogos americanos explican el ultraderechista fenómeno Tea Party Movement bajo estas claves, al igual que sucede con otras aberraciones como la teoría del diseño inteligente, que también gana terreno en las almas y corazones americanos.

Así andan las cosas: por un lado unos medios de información profesioanles y de seriedad contrastada de los que la población se ha divorciado, y que no lee; y por el otro un orbe de opiniones más o menos fundadas y a gusto del consumidor, de las cuales, como en la religión, cada uno puede sacar las conclusiones que le dé la gana. La verdad customizada. Es la era de la (des)información.

También en España parece que esta era de la (des)información comienza a cuajar, aunque si no en ámbitos políticos (todo llegará) sí en ciertos sectores del periodismo tecnológico. La reciente polémica respecto al fin de las tarifas planas en el acceso de datos de la internet móvil ha conllevado todo tipo de artículos más o menos acertados -o desacertados- y con intenciones más o menos aviesas. Ha habido desde reportajes de los palmeros de los medios tradicionales, auspiciados por las operadoras para escenificar sus exageradas quejas -avisos más para el Gobierno que para los navegantes-, hasta los clásicos blogs de siempre del activismo digital tirándose de los pelos sin entender el asunto de fondo y asegurando que la neutralidad de la Red está a punto de ser ultrajada de nuevo y por… ¿cuántas veces van ya? El tema en cuestión es mucho más complejo de lo que parece y por fortuna hay reputados blogs y medios que lo abordan con seriedad, aunque sean los menos.

Al final la situación es la misma: una prensa tradicional que agoniza, que pierde prestigio a marchas forzadas, que ya no se preocupa en entender de lo que habla, que está dejando de ser leída… Y en buena lógica quien viene a sustituirla es la verdad a la carta, la opinión personalizada, el final del contraste y el análisis, la amígdala dispuesta al grito de guerra, la falta de reflexión… La era de la (des)información.

¿Significa esto que Internet es mala y hay que limitar la libertad de expresión en este entorno de caos informativo? Para nada, la existencia de miles de blogs muy buenos, buenos, malos y muy malos (que de todas las categorías hay) es síntoma de salud social y algo a defender incluso por las armas. Ahora bien, la inexistencia de unas mínimas referencias, o la incapacidad de las que fueran las tradicionales de llegar al público digital, se antoja sumamente peligrosa.

Por supuesto, si tuviera la solución a este problema, no estaría escribiendo este post: sería asesor del presidente Obama y trabajaría en el lado oeste de la Casa Blanca.

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One comment

  1. […] En la era de la (des)información 300 Holandesas […]



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